Crítica a Marcel Claude y Jaime Bellolio

Hace un tiempo un amigo me mandó este video de Marcel Claude hablando con Jaime Bellolio. Tal vez esperaba que defendiera a Bellolio, pero haré lo contrario.

Para empezar, criticar su afirmación de que «los bancos deben ser regulados». No! Hay que eliminar regulación, partiendo por abolir el Banco central, abolir las leyes de curso forzoso y abolir las leyes que les conceden privilegios a los bancos para operar con una reserva fraccionaria, además de insistir en que el gobierno no rescatará a ninguna empresa, sea o no «muy grande para quebrar» ni garantizará los depósitos. Eso en realidad es subsidiar a los ricos.

En segundo lugar, el estado a través del Banco Estado no debe usar recursos extraídos por impuestos para «dedicarse a aquellos ámbitos a dónde no están llegando los privados». Si no están llegando ahí es por un motivo. Henry Hazlitt explica muy bien este punto en el quinto capítulo de su obra maestra ‘La Economía en una Lección». Tal cosa es perturbar los mecanismos que tiene el mercado para asignar los recursos a quienes probablemente harán un uso más productivo de ellos. Además, si el mercado no quiere conceder préstamos a alguien, será porque esa persona no tiene crédito. Eso significa que es muy poco probable que pueda devolver el préstamo. Entonces hacer lo que propone Bellolio no es más que dilapidar recursos escasos, frenar la producción y la elevación de los estándares de vida y poder adquisitivo de la gente en general.

Y pasando a Claude, es cierto que en Chile no opera el libre mercado, aunque a diferencia de su diagnóstico, es porque hay un exceso de regulación, impuestos, subsidios, además de la influencia planificadora del banco central. Como ya mencioné antes [http://on.fb.me/191bMMv], la concepción que tiene Marcel de los monopolios y oligopolios no es interesante. Siempre que haya libre mercado estos grupos no podrán «abusar» de su posición. Lo importante es que se eliminen todo lo posible las barreras artificiales al emprendimiento, y estas barreras son las impuestas por la intervención estatal en forma de subsidios, impuestos y regulaciones, que al final del día benefician sólo a las empresas grandes que tienen los recursos para manejar estas cosas y que ven su competencia reducida a causa de tal intervencionismo.

Es falso que los consumidores no tengan muchas opciones. Bástese con pensar cuántas cosas diferentes uno puede comprar con mil o diez mil pesos. La gran mayoría de cosas que se pueden comprar en un supermercado cuestan menos de diez mil pesos, para qué hablar de otras alternativas como ahorrar. Claro, habrían muchas más alternativas si hubiera menos intervencionismo estatal, pero eso no significa que no haya alternativas.

Después Marcel dice que el interés público está opuesto al interés privado, pero olvida que el interés público está compuesto por los intereses privados de cada persona. El interés público ES el interés privado.

Sobre la democracia, espero que lo que tengamos no sea eso, Hoppe explica muy bien porqué la democracia es un peligro público en las siguientes citas:

«Previsiblemente, bajo condiciones democráticas la tendencia de todo monopolio – de aumentar los precios y reducir la calidad – sólo será más pronunciada. En lugar de un príncipe que considera al país como su propiedad privada, un tutor temporal es puesto a cargo del país. Él no es dueño del país, pero mientras está en el cargo se le permite usarlo para ventaja propia y de sus protegidos. Él es dueño de su uso actual – usufructo – pero no de su capital. Esto no eliminará la explotación. Al contrario, hará que la explotación sea menos calculada y llevada a cabo con poca o nula relación al capital, es decir, de forma cortoplacista. Por otra parte, la perversión de la justicia ahora procederá aún más rápido. En lugar de proteger los derechos de propiedad privada pre-existentes, el gobierno democrático se convierte en una máquina para la redistribución de los derechos de propiedad existentes en nombre de la ilusoria ‘seguridad social’.»

«El modelo americano – la democracia – debe ser considerado como un error histórico, tanto económica como moralmente. La democracia promueve la miopía, el desperdicio de capital, la irresponsabilidad y el relativismo moral. Conduce a redistribución permanente y obligatoria de la riqueza y la renta y a la inseguridad jurídica. Es contraproducente. Promueve la demagogia y el igualitarismo. Es agresiva y potencialmente totalitaria internamente, vis-à-vis de la propia población, así como externamente. En suma, se conduce a un espectacular crecimiento del poder estatal, que se manifiesta por la cantidad de ingresos gubernamentales y de la riqueza parasitariamente apropiados – por medio de impuestos y expropiación – en relación a la cantidad de ingresos privados y riqueza adquiridos productivamente – a través del intercambio de mercado -, y por la variedad y la invasividad de la legislación estatal. La democracia está condenada al colapso, tal como el comunismo soviético estaba condenado al colapso.»

Sobre lo del financiamiento de las campañas políticas por «los poderes fácticos» (a los que yo y cualquier economista que entienda algo de esto llama «intereses especiales») estoy de acuerdo. La cosa es que los sistemas democráticos, por su naturaleza degeneran en esto. El problema no es que no haya democracia, el problema ES la democracia, al menos en este punto.

Lo último es que Claude no entiende que el lucro, en un mercado libre, es una señal que indica que lo que se está haciendo es valorado por el resto -por la sociedad si se quiere-. Entonces el fin de lucro en esas condiciones implica hacer lo que la sociedad valora más. ¿Qué cosa es más democrática, social, y de utilidad pública que eso?