Mucho Bellolio y demasiada retórica barata

Hace algunos días, Cristóbal Bellolio publicó una columna titulada «Mucho Hayek y poco Rawls». En ella trata de reivindicar al liberalismo igualitario como la verdadera corriente liberal, a John Rawls como uno de sus grandes exponentes, a la vez de no decir en ningún momento porqué hay «mucho Hayek».

Comienza con una introducción engañosamente conciliadora, pero luego cae en retórica barata al tratar a Hayek de «viejo» (anticuado) y a Rawls de «bueno». Al decir que Hayek es «anticuado», tácitamente dice que Rawls es moderno, actual. Y al decir que Rawls es «bueno», también de forma tácita dice que Hayek es malo. Con esto ya parte mal, no sólo porque es retórica barata, sino porque además ya está contradiciendo al menos en espíritu su actitud hasta el momento, que aparecía conciliadora. Bastante artero me parece eso.

Luego, habla de justicia como imparcialidad. Disculpen, pero… ¿justicia como imparcialidad? Eso no tiene ni piés ni cabeza. Justicia es justicia e imparcialidad es imparcialidad, son dos cosas diferentes. «A cada quién lo suyo», se acerca más a «justicia». La imparcialidad sólo tiene relación con la justicia en el contexto de un juicio, donde el juez debe ser lo más imparcial posible, pero más allá de eso, no tiene ningún sentido relacionar ambos conceptos. Pero la idea de forzar esta equivalencia se explica luego con el «experimento» del velo de la ignorancia. Esto no es más que un ejercicio de racionalización de que la envidia y la codicia son justificación suficiente para robar, lisa y llanamente. Y bueno, acá se muestra también uno de los motivos de porqué la idea de «igualdad de oportunidades» es una idea tan perversa en mi opinión.

Hacia el final, Bellolio ignora al liberalismo libertario cuando afirma que el liberalismo justifica el ejercicio del poder político. A pesar de haber empezado hablando de la «gran familia liberal» y tratar de hacer pasar socialdemocracia y socialismo por liberalismo, tiene luego el descaro de dejar fuera al liberalismo libertario, que no acepta el ejercicio del poder político, pues implica agresión, robo y esclavitud.

Es clara su intención: desvirtuar el concepto de «liberalismo» y convertirlo en lo que se entiende por eso en el mundo anglosajón, es decir, un sinónimo de socialismo socialdemócrata. En mi opinión, Bellolio y su tipo son un virus a eliminar. El socialismo no cabe dentro de la «gran familia liberal».