Subsidiar y regular la imprudencia

En Diario Financiero, Jimena Catrón nos dice[1]:

Si hay un evento “traumático” para la banca chilena es, definitivamente, la crisis de 1982, año en el que el Estado tuvo que intervenir a varios de ellos para evitar su quiebra. ¿Por qué se llegó a esta situación? Principalmente, por los llamados créditos relacionados, en los que un mismo deudor podía pedir prácticamente tantos préstamos como sociedades tuviera, a pesar de que a final de cuentas, quien debía pagar era la misma persona.

 Por eso es que la histórica multa de unos US$ 31 millones que aplicó a fines de diciembre la Superintendencia de Bancos (SBIF), encabezada por Eric Parrado, a CorpBanca remeció a varios. La razón está en que la medida se sustenta en la infracción al artículo 84 de la Ley General de Bancos…, el que nació, justamente, para evitar una nueva crisis como la del 82.

La solución a ese problema no era hacer bienestar corporativo, subsidiando a los bancos tontos a costa nuestra; y luego prohibirles ser imprudentes. La solución era simplemente dejar que los banqueros imprudentes que presten así a tontas y a locas, quiebren, sin subsidiarlos de ninguna forma. Así, los que siguen pondrán mucho más cuidado con a quién le prestan plata, porque si no tienen cuidado pueden quebrar y nadie los va a subsidiar. Ni siquiera se necesitaría un artículo 84. De hecho, en general no se necesitaría una LGB, ni una SBIF, ni un Banco Central. Lo cual me parece mucho más beneficioso para la sociedad que tener que financiar esas tremendas burocracias, los mal llamados «rescates», la inflación, etc.

[1DF: «Multa a CorpBanca: las particularidades que encendieron las alarmas de la SBIF»