Gato por liebre

José Luis Cofré, en una columna publicada en El Líbero hace un llamado a que los liberales «dialoguen sobre las grandes similitudes que los unen, abandonando las leves discrepancias que nada aportan al tenerlos separados.» Todo eso suena muy bonito. El problema es que menciona una buena cantidad de grupos y personas que, si bien se hacen llamar «liberales», realmente están muy lejos de tener lo que José dice, específicamente «la esencia del liberalismo, un escepticismo frente a la autoridad y el poder, limitando a este último, una concepción del individuo como el centro de la sociedad, …una sociedad civil activa que en base al libre emprendimiento produzca el progreso y reduzca la pobreza.» Todos los grupos políticos y personajes que mencionó («Sociedad, Voluntad Cívica, Evópoli, Amplitud, Ciudadanos, Red Liberal», o «Felipe Kast, Luciano Cruz Coke, Andrés Velasco, Lily Pérez, Cristobal Bellolio») ostensiblemente consideran que el Estado debe ser el centro de la sociedad, el ente rector, propietario último de bienes y personas, y regulador de su actuar. No tienen un gran escepticismo frente a la autoridad, ni pretenden limitar mucho el poder. Lo que quieren es que éste sea utilizado para redistribuir la propiedad de las personas, ya sea creando sistemas de salud y educación completamente estatales, que es la posición de Cristóbal Bellolio y «Rojo Progresista» (el nombre con que me parece gracioso llamar a Red Liberal); o que sea instrumentalizado para lograr «igualdad de oportunidades» por medio de redistribución de propiedad privada hacia algunos grupos específicos y la reducción de la libertad en cosas como la selección en establecimientos educacionales (la posición de Felipe Kast). La mayoría de personas y grupos citados de hecho lo que buscan no es reducir y limitar el poder, sino que maximizarlo por medio de maximizar los ingresos estatales, con el objetivo de «llevar a cabo política social», que no es más que otra forma forma de decir «poner al Estado como centro de la sociedad, invalidando los arreglos a que las personas habrían llegado de forma libre». Ninguno de ellos realmente cumple con los requisitos que José menciona. Lo cual es realmente lamentable, pues significa que muchas personas están confundiendo este «mini-socialismo» con una corriente filosófica tan interesante y profunda como es el liberalismo, que además ha demostrado ser la única fuente real de progreso y justicia.


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