[Traducción] Los libertarios siempre han llevado la delantera en el tema matrimonial

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El líder del Partido Libertario, David Boaz, dice que su partido apoyó la igualdad de matrimonio -y derechos completos para gays y lesbianas- mucho antes que Barack Obama y Hillary Clinton.

Por David Boaz
25 de junio del 2015

Mientras la Corte Suprema se prepara para un juicio histórico, la mayor parte del país ahora apoya el matrimonio gay. Los libertarios lo hicieron primero. De hecho John Podesta, uno de los principales asesores de Bill Clinton, Barack Obama y Hillary Clinton, y fundador del Centro por el Progreso Americano, comentó el 2011 que probablemente debías haber sido un libertario para haber apoyado el matrimonio gay 15 años antes.

Hace sólo 7 años, en la campaña presidencial del 2008, tanto Barack Obama, Joe Biden, como Hillary Clinton se oponían al matrimonio gay. El Partido Libertario apoyaba los derechos de los gays con su primera plataforma en 1972- el mismo año que el nominado a vicepresidente por el Partido Demócrata se refirió a “maricones” en un discurso en Chicago. En 1976 el Partido Libertario emitió un panfleto llamando al fin de las leyes anti-gay apoyando completos derechos  matrimoniales.

Eso no es una sorpresa, por supuesto. Los libertarios creen en los derechos individuales para todos, igualdad ante la ley. Por supuesto que reconocieron los derechos de los gays antes que lo hicieran los socialistas, conservadores, o los “liberales igualitarios”.

La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América promete a los americanos vida, libertad y la persecución de la felicidad. Por supuesto, no todos disfrutaron esos derechos al principio. Pero eventualmente esas ideas enraizaron y llevaron a la abolición de la esclavitud y luego a los derechos civiles y los derechos de las mujeres. Tomó aún más tiempo para que la gente se tomara en serio la idea de la actividad homosexual como un asunto de libertad personal y reconocer a los gays y lesbianas como un grupo merecedor de derechos.

Fueron los liberales clásicos, los ancestros de los libertarios, quienes primero llegaron a esa conclusión. Desde Montesquieu y Adam Smith en el siglo 18, al economista ganador del premio Nobel F.A. Hayek en 1960, Fueron los libertarios quienes insistieron en que (en palabras de Hayek) “las prácticas privadas entre adultos, por muy aberrantes que puedan ser para la mayoría, no son un sujeto apropiado para la acción coercitiva para un Estado cuyo objeto es minimizar la coerción”.

Los historiadores han usualmente notado el peligro general que representa para las minorías un gobierno poderoso y expansivo. En su libro Cristiandad, Tolerancia Social, y Homosexualidad, el historiador de Yale, John Boswell, escribió que “las personas gay estaban de hecho más seguras bajo la República [Romana], antes de que el Estado tuviera la autoridad o medios para controlar aspectos de las vidas privadas de la ciudadanía. Cualquier Gobierno con el poder, deseo, medios para controlar asuntos individuales tales como la creencia religiosa podría también regular la sexualidad, y cómo la gente gay parece ser siempre una minoría, la probabilidad de que sus intereses tendrán mucho peso es relativamente escasa”. En Asuntos Íntimos: Una Historia de la Sexualidad en América , John D’Emilio y Estelle Freedman notaron que un creciente compromiso con la libertad en los Estados Unidos del siglo 18  desencadenó “un declive promedio en la regulación estatal de la moralidad y una transición en las preocupaciones de las transgresiones morales privadas a las públicas”.

A pesar de la amplia influencia del liberalismo en el mundo, los gobiernos han continuado  interfiriendo en la sexualidad. Las relaciones homosexuales eran ilegales en casi todos los Estados estadounidenses, hasta fechas tan recientes como los 60s, y 13 Estados aún tenían tales leyes en los libros hasta que la Corte Suprema las derogó el 2003. Cuando estas leyes eran vigorosamente hechas cumplir,  empujaron a los gays a la clandestinidad y crearon mucha miseria. Los gays y lesbianas no podían ser abiertos sobre sus vidas. Si lo eran, arriesgan ser despedidos, ser expulsados de sus casas, e incluso ser golpeados o asesinados. Una vez que los gay se manifestaron a favor de sus derechos, las actitudes sociales comenzaron a cambiar y los Gobiernos dejaron de hacer cumplir las leyes. Aún así, hasta la sentencia de la Corte, las leyes de sodomía aún eran usadas, por ejemplo, para negar a los padres gay la custodia de sus hijos.

Hoy, los libertarios creen, como John Stuart Mill famosamente escribió, que “sobre si mismo, sobre su propio cuerpo y mente, el individuo es soberano”. Eso se aplica a la gente gay y a todo el resto. Por lo tanto los libertarios continúan oponiéndose a leyes que criminalizan cualquier actividad sexual consensuada entre adultos, en los EEUU y cualquier otro lugar.

Muchos libertarios argumentan a favor de la privatización completa del matrimonio, haciendo de él un asunto de contrato individual y -para aquellos que lo quieran- una ceremonia religiosa, removiendo así cualquier necesidad por un reconocimiento estatal de los matrimonios. Mientras el matrimonio sea una licencia estatal, empero, las parejas del mismo sexo tienen derecho a los mismos derechos legales. La misma regla aplica a otros programas gubernamentales, desde leyes impositivas, a Seguridad Social, a adopción. Los libertarios desearían sacar al Gobierno de la mayoría o todas las áreas, pero mientras el Gobierno esté inmiscuido, debe tratar a los ciudadanos de igual manera. La Corte Suprema podría pronto estar de acuerdo.


David Boaz es vicepresidente ejecutivo del Instituto Cato y autor de La Mente Libertaria, publicado por Simon & Schuster.


Traducido al español por Dusan Vilicic Held. Artículo original publicado en Advocate. Si quieres apoyar mi trabajo puedes hacerlo donando acá.

Translated to Spanish by Dusan Vilicic Held. Original article published on Advocate. If you want to support my work you can do it by donating here.