El conservacionismo debería oponerse a la reforma de los derechos de aguas

Entre las propuestas que está analizando el gobierno respecto del agua están estatizarla (monopolio estatal), limitar la duración de los derechos y castigar a quienes tienen derechos pero «no los usan». Más allá de los nocivos efectos económicos y la mala economización que previsiblemente resultaría, quiero llamar la atención sobre los efectos que tendría para el conservacionismo.

La primera propuesta, crear un monopolio estatal del agua (agua lluvia y atmosférica, glaciares, ríos, etc.) sería potencialmente perjudicial para el conservacionismo, ya que siendo el agua privada, los grupos conservacionistas interesados en preservar un glaciar, un río y su ecosistema, etc., pueden comprar esos recursos y cuidarlos, y nadie tiene derecho a dañarlos ni usarlos de un modo que al grupo no le parezca. En cambio, si el estado es dueño del glaciar o río, no hay ninguna garantía de que el gobierno de turno no se los vaya a entregar a una minera o cualquier otro grupo de interés, y que esta los destruya, cosa que no pasaría si un grupo conservacionista fuera el dueño. Y seamos realistas, los estados no suelen ser muy conservacionistas ni sustentables con el uso de un recurso una vez que lo monopolizan.

La segunda y tercera propuestas mencionadas también van en detrimento de los grupos conservacionistas, ya que lo que ellos quieren es justamente tener los recursos para usarlos en «no usarlos», cosa que sería castigada con multas o impuestos especiales. Entonces los costes de conservar intactos esos recursos y sus ecosistemas se disparan.

Los conservacionistas deberían ser de los primeros y más vociferantes opositores a tales medidas, pues les quita poder y vías de acción. Son medidas desempoderantes y un perjuicio claro para cualquier conservacionista.

Como extra les dejo esta charla que muestra el efecto que tiene cuando se castiga y desincentiva el «no uso» de los recursos hídricos:

 

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